Hoy como es de costumbre en todos los canales de televisión aparecen las imagenes de las calles de Santiago inundadas por unas milesimas de mm de precipitaciones.
Muchos minutos para presentar lo impresentable, como también no mostrar las soluciones millonarias que se han efectuado con los colectores de aguas lluvias en toda la ciudad, es obvio que no vende.
Nací en Santiago y viví hasta los 20 años, en la comuna de Ñuñoa, muy cerca de la avenida Grecia, calle que en mi época se convertía en un río por la gran cantidad de aguas que bajaban desde la precordillera, muy cercana a mi casa. Hoy esta avenida no presenta este problema, se gastó mucho en abrir la tierra para hacer los ya mencionados colectores.
Este fué uno de los progresos que el gobierno de Lagos cumplió y bién por mis antiguos amigos y vecinos.
Hoy vivo en Arauco, en la población Portal del Valle, también por casualidad cerca de un cerro y en la salida de un pequeño valle. El año pasado se entregó una población chile barrio de lujo, Villa Los Arrayanes(no se porqué colocaron este nombre si no tienen una sóla planta de esta especie), por el Presidente Lagos, quién en persona la inauguró.
Al igual que en Ñuñoa, las vueltas de la vida, nuestra calle se convierte en un pequeño río, y refleja que el estilo de construcción en Chile, me parece, no incorpora la colección de aguas lluvias por ser costoso, pero al igual que en nuestros dividendos que pagamos la pavimentación de calles debieran incorporar el costo de este tipo de infraestructura evitando las molestias de la época invernal.
A diferencia de las autoridades de Santiago, no evitamos que nuestros hijos vayan a clases, por el contrario si ellos desde pequeños realizan sus actividades normales en días de lluvia valorarán el esfuerzo personal.
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